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Robótica colaborativa, clave en la industria 4.0

  • Publicado el 20 de Marzo de 2019
  • Cristina Benavides

El ingeniero industrial Francesc Cortés atesora 26 años de experiencia en robótica industrial y automatización. En el ámbito científico, desde el 2000 ha ocupado el cargo de responsable de I+D en ABB, en el área de robótica industrial aplicada. Actualmente es investigador principal en el ámbito de robótica y automatización en Leitat, un centro tecnológico pionero desde el que se promueve la implantación de la innovación industrial fomentando la modernización de las estructuras productivas y el desarrollo de nuevos productos a nivel multisectorial. Con él hablamos de robótica colaborativa. Francesc Cortés participó en la pasada edición de Hispack, en el espacio Packaging Logistics by Hispack Challenges, con su ponencia "Introducción a la robótica colaborativa y móvil".

Francesc Cortés se hace la pregunta de qué hablamos cuando hablamos de robótica colaborativa. "Cuando hablamos de robótica colaborativa el robot puede ser colaborativo pero la aplicación puede que no sea colaborativa porque la definición de robótica colaborativa es la aplicación que le demos, no el robot en sí. Evidentemente si la aplicación es colaborativa y requiere de un robot colaborativo tendremos que ponérselo".

Por definición y según la normativa ISO 8373, un robot colaborativo es el que trabaja en cooperación directa con la persona en un espacio de trabajo indefinido tanto en entornos industriales como no industriales. Pero esto es incompleto porque en realidad tendría que decir que además el robot está activado y es capaz de moverse o puede estar moviéndose en ese momento porque con la anterior definición el robot clásico también es colaborativo.

Robótica colaborativa, clave en la industria 4.0

Oleadas de innovación

El experto hace un repaso a la reciente historia de la robótica: "En 1950 nos referimos a la robótica industrial y automatización industrial, un área ya madura si bien siguen habiendo avances y evolución. Hace unos siete años empezamos a hablar de robótica colaborativa. No estamos hablando de una tecnología disruptiva en estos momentos porque ya está bastante madura. Podemos empezar a hablar de robótica móvil en el sentido de robótica industrial, que ahora empieza a verse en robots pequeños, pero siguen faltando llegar a los robots grandes industriales, que llegará un momento que también serán móviles".

Cortés da unas pinceladas de lo que considera nos depara el futuro: "En un futuro no muy cercano vamos a tener robots inteligentes o perceptivos o cognitivos", opina. "A la robótica cognitiva le faltan unos años entre los que haremos pasos intermedios, ahora estamos hablando de una serie de tecnologías como machine learning que nos llevarán poco a poco a la robótica colaborativa o perceptiva o inteligente", concluye.

Qué es la robótica colaborativa

El investigador de Leitat aborda la cuestión de si es la persona la que ayuda al robot o el robot ayuda a la persona. Para Cortés, la persona ayuda al robot porque el robot es la parte menos inteligente de la pareja robot-persona, mientras el robot hace las cosas fáciles la persona se encarga de las difíciles, y esto permite bajar el coste de la aplicación robotizada, porque si se fabrica un robot que tiene que hacer todo al final resulta muy caro. Para el portavoz de Leitat, "un robot colaborativo es una de las formas que tenemos de bajar el coste de las aplicaciones robotizadas, aparte de que hay cosas que no se pueden hacer sin robots colaborativos". En este contexto, Cortés explica que un robot móvil debe tener un mínimo de dos grados de libertad y tiene que poder seguir una trayectoria programada, es decir, tiene que poder moverse por sí mismo (por ello, si se les da órdenes con un mando a distancia no se considera un robot).

La tecnología nos permite detectar si el robot choca o un esfuerzo no programado. Lo más importante es que existe una normativa de robótica colaborativa, es decir, si se cumple la normativa se pueden instalar robots colaborativos. Y también hay un mercado: el robot colaborativo permite bajar el coste de la aplicación en algunos casos (porque por ejemplo no hay que poner vallado, no son necesarios tantos sensores, se programan más fácilmente…) y esto hace que el coste total de la aplicación se abarate. También, si miramos la curva de variantes de modelos a fabricar y de unidades por modelo que se fabrican, con la robótica colaborativa hay una zona manual que se puede robotizar.

Robótica colaborativa, clave en la industria 4.0

Pros y contras

Francesc Cortés analiza las ventajas y desventajas de la robótica colaborativa: Aspectos favorables: son sensibles a colisiones, tienen un fácil transporte, son ligeros, la programación es sencilla, podemos moverlos con la mano, pueden disponer de sensores y garras integradas, y son imprescindibles según el proceso.

Aspectos desfavorables a tener en cuenta: de cara a la productividad son robots más lentos de lo normal, las capacidades de las cargas están limitadas, la periferia debe ser colaborativa (tiene que estar todo colaborativo), en algunos casos las herramientas de software son limitadas. También hay que tener en cuenta el cambio de normativa. En algunas empresas grandes no se pueden implementar robots colaborativos porque la normativa interna no permite que los robots estén fuera de jaulas. Por lo tanto, hasta que la normativa interna no se actualice no será posible incorporar robots colaborativos.

Más allá de las dificultades a las que la robótica colaborativa tiene que hacer frente de cara al futuro, Cortés explica qué se está haciendo actualmente y pone algunos ejemplos. Uno de ellos es el de la detección que un robot hace de una persona que esté próxima a él. Hasta ahora, un robot tenía que golpear a la persona para detectar que estaba a su lado. Pero ya se empieza a detectar la postura 3D de las personas, la posición del robot y, de esta manera, se intentan coordinar los movimientos del robot porque a la persona no se la puede controlar pero al robot sí, y en este caso, a la persona se le da un pequeño aviso si se acerca demasiado al robot.

También se está empezando a utilizar la realidad virtual para evaluar las células colaborativas porque la persona es imprevisible. Se puede programar por detección de movimientos y se empiezan a tener robots móviles para procesos de manufactura con robots grandes. Estos y otros avances vienen a confirmar la importancia y el potencial de la robótica colaborativa en un entorno cada vez más conectado y más interrelacionado entre el robot y el hombre.

Cristina Benavides

Colaboradora de Hispack

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